El pasado domingo 10 de febrero nos reunimos un grupo de mujeres jóvenes para sacar adelante un proyecto muy especial. Lo que ha hecho que nuestros caminos se encuentren es nuestro ser cristiano de base, unido fuertemente a nuestros ideales luchadores por y para la mujer. Durante el tiempo que estuvimos reunidas hablamos del cambio que supuso en nuestras vidas ponernos las famosas gafas violetas y mirar el mundo de manera distinta, además del papel que soñamos tener como mujeres en la Iglesia. Tenemos claro que tanto el movimiento feminista como el ser cristiano abogan porque, juntas podemos construir puentes con la sociedad, con la comunidad, entre nosotras y con los hombres. En cuestión de dos horas hemos reflexionado sobre la doble discriminación que supone ser cristina y feminista, ya que siendo cristianas sentimos que la sociedad nos tacha de legimitar la pederastia, y siendo feministas nos sentimos miradas como locas y agresivas. Y eso está muy lejos de la realidad. Nosotras defendemos el movimiento de amor al prójimo que hemos aprendido de nuestra religión, unido de manera obligatoria a una fuerte convicción de la importancia de la mujer.
imagen del II encuentro Feminista & Cristiana
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